El Templo del Placer en

MADRIDBARCELONAVALENCIA

Merece la pena la seducción

seduccion

«Los largos prolegómenos de cada seducción lo aburrían casi tanto como la posterior complicación del desenredo. Veía algo odioso en el patrón ineludible de cada aventura amorosa. La parábola convencional -el cariño, el roce de las manos, el beso, el beso apasionado, el contacto de los cuerpos, el clímax en la cama, después más cama, después menos cama, después el aburrimiento, las lágrimas y al final la amargura- le resultaba vergonzosa e hipócrita.»

Espectacular descripción que hace Ian Fleming de las aventuras amorosas. Este relato, cruel y poco romántico para unos, y muy realista para otros, hace plantearme varias preguntas:

¿Siempre es lo mismo? ¿Lo único que cambia es la persona…? ¿Siempre la misma forma de actuar y de seducir?

Por qué pensar así si lo que seduce verdaderamente nunca está donde se piensa.

Dicen que seducir es el arte de hacer caer a la otra persona en tus brazos, sin caer en sus manos.

Jean Baudrillard dijo: «Reto, y no deseo, se encuentra en el corazón de la seducción.»

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